La lectura es una actividad que consiste en interpretar y descifrar el valor fonético de una serie de caracteres escritos a simple vista, ya sea mentalmente (en silencio) o en voz alta (oralmente). Esta actividad se caracteriza por la traducción de símbolos o letras en palabras y frases significativas, una vez que se decodifica el símbolo se reproduce. Debe permitir la interpretación y comprensión del material escrito, evaluarlo y utilizarlo para nuestros propósitos.
ConsejosEs la que se practica cuando se articula el texto en voz alta, sonoramente. Su objetivo puede ser que otras personas escuchen el contenido del texto.
Es aquella que se lleva a cabo de manera silenciosa y de manera interiorizada. No producimos ningún sonido, aunque lo reproducimos mentalmente.
Se refiere, en el sentido amplio del término, a las técnicas que se emplean para conseguir un máximo grado de comprensión en el menor tiempo posible. En un sentido restringido del término se refiere solamente a la lectura veloz.
Es la forma común de leer un texto: el lector lee desde el principio al fin, sin repeticiones u omisiones. En la lectura intensiva, el objetivo es comprender el texto completo y analizar las intenciones del autor.
Consiste en leer un texto prestando una atención especial al significado de las palabras y a su contexto. Para saber cuál de las lecturas es la más adecuada en una determinada situación se deben tener en cuenta los objetivos del lector y el tipo de texto.
Es un tipo de lectura que consiste en leer el texto de forma general, sin importar mucho si se entiende el significado de lo que está escrito o analizar lo dicho. Por lo general, este tipo de lectura se lleva a cabo de forma rápida, poniendo poco interés en las características generales.
La lectura tiene su origen en el advenimiento de la escritura en el año 3500 a.C. Durante mucho tiempo, la lectura se basó en la comprensión de símbolos y códigos simples, pero solo eran accesibles para una pequeña parte de la población que sabía escribirlos, leerlos e interpretarlos. A medida que la escritura se hizo más compleja, la lectura se convirtió en una actividad oral pública. La imprenta moderna, surgida en el siglo XV, permitió la difusión de textos y facilitó el acceso a la lectura. La lectura silenciosa individual comenzó a desarrollarse y en el siglo XIX se había extendido a un gran número de personas. La técnica y el formato de lectura han cambiado poco desde entonces.